Una vez más, frente al papel, sangrando tinta por no estallar. Resignación, podría definirse mi estado así, descreído ya hasta de mi mismo...No veo giro posible en este mundo que de un resultado aceptable para mi en la rueda de la fortuna. Comprensible, el azar nunca ha sido mi fuerte.
Pero he de caminar mucho más para encontrar alguna musa, un sentimiento que me devuelva a la rima cotidiana de la vida, al amanecer de la conciencia dormida una vez más en estos clavos que hoy hacen las veces de mi cama. Que me quitan sangre a cada segundo de sueño. Que se clavan en mi hasta quitarme esas lágrimas que no quiero dejar caer...
Y sin embargo, este pesimismo de manual tampoco es suficiente, no me deja tranquilo la certeza de saber que no he de conseguir ni acercarme a la victoria, aún cuando no tengo ganas de luchar una vez más contra esos molinos que enfrento cada día. ¿Que si sigo viendo gigantes? NO, ya no; las escamas de mis ojos han caído ya de un tiempo a esta parte, pero la imagen no cambia la batalla...He de continuar, como un simple actor de reparto, mi propia participación en todos los mundos que rodean el mío, aún sabiendo que este último está perdido en un aro sin fín, cíclico, enervante, aburrido, enfermizo, doloroso, que me desplaza una y mil veces a las mismas fotos y recuerdos...
No, no es una bandera blanca, destino, de más está decirte que nunca entregaría mi arma cuando ya no valgo nada... La palabra es mi garantía de poder, aún, sostenerme orgulloso ante los embates de tus lanzas...
Capitán Huracán
lunes, 26 de mayo de 2008
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4 comentarios:
"El hombre es una perpetua víspera"
La diferencia entre las palabras del poeta y las del simple neurótico podría establecerse recurriendo a una clasificación de los subconcientes: uno sería el del común de los mortales y otro el de los artistas.
Me ha dicho neurótico???
No, lo considero un mortal peculiar...
o sea, un neurótico peculiar...
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